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ALFONSO HERNÁNDEZ MARTÍN
"Luisito el de Pozaldez"
Argaya, Revista de Cultura, 2ª época, nº 18, pp. 11-13
Diputación Provincial de Valladolid, Valladolid, 1999.

Luisito el de Pozaldez, ha muerto . Descanse en Paz

Luisito el de Pozaldez, in memoriam.

Vengo de ver a «Luisito», el nuestro, el que recorría pueblos y calles con sus alforjas, llenas de noticias, saludos e invitaciones las fiestas de San Boal, patrono de Pozaldez.

Luisito es bajito, regordete, de aspecto agradable y bonachón, nace un 4 de febrero de 1913, hijo de un carretero, labor que él practicó en su adolescencia dura y sacrificada; asistió a la escuela del pueblo hasta los 20 años debido a la amistad de su familia con los maestros y al retraso que manifestaba en sus estudios, alternando con trabajos en el pueblo como acarreador de agua con un carretillo de 2 cántaros hasta la Fuente del Caño y ayudando a su padre en la carpintería; pero pronto se queda huérfano y pierde a su padre en un desgraciado accidente; quedando a costa de su tía, ya que su madre murió joven y apenas la conoció.

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Años duros y difíciles para todos, y nuestro Luisito alternaba el escaso trabajo que le ofrecían de acarrear agua y sobre todo en vendimias que se enrolaba en cuadrillas que le ayudaban a echar la uva a los cestos, pues él no llegaba con el peso del cuévano. Se las ingeniaba para ganarse la simpatía de la gente que le acompañaba en aquellos escasos trabajos que realizaba, pues en los del campo le rechazaban debido a su estatura o a que él era poco habilidoso para dichas tareas.

Es cuando optó por alternar el poco trabajo con la mendicidad que solicitaba al principio a los pudientes del pueblo, y al no obtener trabajo, obtenía el beneficio del que se creía generoso y le ayudaba a supervivir.

Pronto descubrió con su ingenio que había que ofrecer algo más para pedir, y ampliar su horizonte de posibilidades. Luisito bailaba y ofrecía sus canciones, a pesar de bailar mal y cantar peor. Pero no le importaba mucho el estilo, sino el contenido de su mensaje con las letras que él componía:

«Hecho un baile a estas mozas y a los mozos del lugar y a los pobres les deseo que casen bien a sus mozas con mucha felicidad».

Así comienza nuestro amigo Luisito a recorrer caminos y pueblos, ofreciendo su espectáculo a cambio de la voluntad. Se granjea la amistad del alcalde, del cura, del maestro, de los labradores, que son quienes le proporcionan el alojamiento y la manutención. Siempre en una breve estancia de uno y dos días en cada villa que recorría. Luisito solía aparecer en los pueblos siempre en la misma época, que por lo general coincidía con las fiestas del santo patrono. A Luisito se le recibía como uno más del pueblo, jamás era un extraño;

era el caminante que trae nuevas, como peregrino con su canto en sus labios y un baile en sus cortas piernas, con los brazos en alto giraba a diestra y siniestra, terminando con una vuelta en redondo agradeciendo a todos su voluntad por escucharle y atenderle en su función pública, bien en la plaza o en la puerta solariega de cualquier vecino del lugar.

Esa es la diferencia de Luisito con un clásico mendigo, mitad bufón, mitad bailarín, con su chaqueta que le llegaba casi hasta las rodillas, prenda que le regalaban allá donde pernoctaba; con su tez tostada de andar por los caminos, con su bastón o cayada para defenderse de los perros y el hato al hombro. Llega a los pueblos de Valladolid, Segovia, Avila y Salamanca, cantando y saludando, rodeado de chavales, escuchando las historias que Luisito les relataba, mientras recorría las casas habituales a los que saludaba, y preguntaba por cada miembro de la familia, ofreciendo su baile y canción terminaba invitándoles a la función de su pueblo Pozal-dez 20 de mayo (San Boal).

Este cariñoso y simpático personaje, querido por mucha gente y admirado por su forma de vivir, ha compartido posadas, casas de labranza, pajares, estaciones de ferrocarril y por supuesto en casa del señor alcalde o el cura del lugar, siempre con el máximo respeto y un exquisito cariño hacia Luisito.

Luisito en una casa humilde de Pozaldez pasaba el invierno planificando su gira o viaje; y para ello solicitaba la ayuda de las gentes de bien que le escribían las cartas que él dictaba, dirigidas a todas las amistades de los pueblos y lugares que él recorría. El apenas sabía escribir, pero relataba esas cartas con mucho detalle, para el dueño, la dueña de la casa y sus hijos, explicando su estancia en Pozaldez y relatando los aconteceres del pueblo. «Fulano ha matado dos marranos que la familia crió y me invitaron al guiso». «Ha muerto la seña Fulanita y les he dado el pésame a la familia». Bodas, bautizos, fiestas y por supuesto accidentes eran los relatos en sus cartas a sus amigos, que firmaba con sumo cariño. Personaje curioso, caminante incansable, último juglar, peregrino de Castilla. «Luisito» o «Don Luis» partía desde tierras de Medina recorriendo media Castilla con sus coplillas, cantando y bailando.

La última etapa de su vida en Pozaldez fue dura, al fallarle las fuerzas y no poder salir a recorrer sus caminos, solicitaba escribir sus cartas, y recibir sólo el cariño de unos pocos que acompañaban a Luisito en su casa.

Triste y melancólico lucha por salir como pájaro en jaula para avivar su espíritu y gozar de esa libertad digna que se ganó con el respeto de todos.

Es cierto que han forjado auténticas leyendas acerca de Luisito, con su origen y fortuna. Pero la realidad es que ha vivido de manera muy austera, siempre con dignidad e independencia, gozando de esa libertad, de vivir siempre esperando la limosna de los demás a cambio de algo, «bailar y cantar», con respeto siempre y cariño agradecido.

Pasa sus días en una residencia de ancianos de Vallado-lid, que le costó adaptarse a vivir dentro de un régimen, después de gozar de libertad toda su vida.

En Navidad de 1998 recibió el homenaje y cariño en un acto que organizó la Asociación Cultural «Las Peñas» junto al grupo de jotas «Alfonso Hernández» de Pozaldez que crearon una jota para dicho acto, compartiendo con Luisito una jornada de homenaje, cantando y bailando la jota de Luisito. Así dice su estribillo:

¡Ay! Luisito ¡Ay! Luisito
fuiste el último juglar
que supo vivir la vida
sin tener que trabajar.

Al pueblo de Pozaldez
le conoce media España
es su nombre muy bonito
«Luisito» le dio la fama.

Gracias «Luisito» por ser así,
jamás te olvidaremos.

Luis García y Monjero

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A LUISITO

Lluvia, sol, luna y estrellas
fueron camino al pasar
su figura peregrina
de hombre sincero y juglar.

Bajo el cielo de Castilla
sus sueños, al despertar,
sembraron cantos y risas,
silencios y libertad.

En su pequeña grandeza
guarda su gran soledad
llena de amor y de lágrimas,
recuerdos y eternidad.

Pepita Castelló

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