PEDRAJAS DE SAN ESTEBAN,
CUNA DE DON RUFINO CANO DE RUEDA

 

El Adelantado de Segovia, 28 de diciembre de 2001

 Carlos Arranz Santos 

            La celebración del I Centenario de la fundación de El Adelantado de Segovia ha hecho que nos acercáramos hasta la villa pinariega de Pedrajas de San Esteban (Valladolid), donde naciera el fundador de nuestro diario, don Rufino Cano de Rueda, un 29 de febrero de 1868.

             Desde Segovia, por Santa María de Nieva y Coca, pasado el último pueblo segoviano, Villaverde de Íscar, llegamos a Pedrajas. El pueblo se halla situado en un llano, entre la amplia llanura pinariega y las blancas elevaciones de los páramos calizos. A un lado y otro, dos villas llenas de historia: Olmedo e Íscar.

             A finales del siglo XI nace el actual pueblo de Pedrajas, como lugar perteneciente a la Comunidad de Villa y Tierra de Íscar, cuya repoblación tradicionalmente ha sido atribuida a Álvar Fáñez de Minaya. En 1371 Pedrajas y los restantes pueblos de Villa y Tierra fueron donados por el rey Enrique II a don Juan González de Avellaneda. A mediados del siglo XV, por casamiento de doña Aldonza de Avellaneda con don Diego López de Zúñiga, se integraron en el señorío de los Condes de Miranda del Castañar, al que pertenecieron hasta la supresión del régimen señorial en el siglo XIX.

             Hito fundamental en la historia de Pedrajas es la concesión del Privilegio de Villazgo por el rey Felipe V en el año 1732. Esta merced le supuso liberarse de la jurisdicción de Íscar y poder denominarse a partir de entonces villa de Las Pedrajas de San Esteban, en honor de su santo patrón.

             Hasta el año 1833, en que se estableció la actual división provincial, Pedrajas perteneció a la provincia de Segovia. Fue una de las muchas villas y lugares arrancadas a Segovia y anexionadas a provincias limítrofes. Tantos siglos siendo segoviana ha dejado profunda huella en su cultura popular.

             A lo largo de los tiempos los pedrajeros se han ocupado con esmero en trabajos relacionados con el medio físico que les rodeaba: el cultivo de los campos, la extracción de yeso, la fabricación de puertas, ventanas o trillos y la elaboración del piñón. La tradicional dedicación a esta labor, transmitida de generación en generación, ha hecho de Pedrajas el pueblo piñonero de España por excelencia.

             A unos tres kilómetros de la población, a orillas del Eresma, entre pinares, se halla la ermita de Nuestra Señora de Sacedón, patrona de Pedrajas, en cuyo honor se celebra desde tiempo inmemorial una romería el lunes de Pascua de Resurrección.

 

LA FAMILIA DE DON RUFINO

 Nació don Rufino, como hemos dicho, el 29 de febrero de 1868, año bisiesto, por lo tanto. Fueron sus padres don Julián Cano y Cano y doña Manuela de Rueda Campesino. Nada más nacer, como se temiera por su vida,  fue bautizado de socorro por su tío don José Cano y Cano, licenciado en medicina y cirugía, médico titular de Pedrajas. Una semana después, el 8 de marzo, volvió a recibir el sacramento del bautismo, ya en la iglesia del pueblo, siendo padrino don Ramón Bocos Quijada y Alaiza, marido de su tía doña Candelas Cano y Cano.

 Procedían los Cano de Castrillo de Duero (Valladolid), junto a Peñafiel, cuna del famoso guerrillero Juan Martín Díaz, el Empecinado. Su llegada a Pedrajas se debe, casi con toda probabilidad, a que allí habían fijado su residencia los ya citados don Ramón Bocos y doña Candelas Cano, al heredar el coto redondo de Castrejón, a orillas del Eresma, en el término de Villaverde de Íscar (Segovia).

 Doña Manuela, la madre de Rufino, era hija de don Demetrio de Rueda Lorenzo, natural de Pozaldez (Valladolid), casado en Pedrajas con doña Petra Campesino, hija de don Francisco Campesino, natural de Villanueva del Campo (Zamora), que llegó a Pedrajas como escribano del Ayuntamiento. Pertenecían los Rueda a una de las familias hidalgas más importantes de la Tierra de Medina del Campo.

 Es tradición en Pedrajas que los padres de don Rufino, por andar mal de dinero, tuvieron que vender parte de la casa familiar, situada en la calle Real Nueva, a sus vecinos y familiares los Bocos, para poder pagar así los estudios de Derecho de su hijo. La agregación de parte de una casa a la contigua aún se puede constatar, contemplando ambas fachadas. Que el motivo de la venta fuera pagar los estudios de su hijo es difícil de comprobar. De ser cierto, los esfuerzos paternos bien merecieron la pena. Con el paso de los años Rufino se convirtió en un eminente jurista, al frente de su bufete profesional en Segovia. Como político, fue senador del reino y diputado a Cortes en diversas legislaturas, cargos en los que siempre dejó patente sus excelentes cualidades humanas y de gobierno. Formó siempre, durante la Monarquía, en el partido conservador, cuya jefatura también ejerció. Don Rufino Cano fue jefe de Administración de primera clase y se encontraba en posesión de la Gran Cruz de Isabel la Católica. Ocupó los puestos de gobernador civil en Zamora, Bilbao y Zaragoza. En Segovia, fue presidente de la Cámara de Comercio e Industria y decano del Ilustre Colegio de Abogados...Y además, fundó El Adelantado de Segovia en el año 1901.

 Aunque es probable que don Rufino dejara pronto Pedrajas para dedicarse a sus estudios, siempre siguió vinculado a su tierra natal. Estos vínculos se reforzaron al contraer matrimonio con doña Felisa Lozano Pérez, natural también de Pedrajas. El pueblo de ambos fue el lugar elegido para la construcción de una casa de campo, a las afueras de la población, junto a la carretera de Íscar. Siguiendo el gusto de la época, rodeó la casa de plantaciones de árboles frutales (manzanos, perales, cerezos, membrillos, almendros...) y vides. En Pedrajas y pueblos de alrededor gozaban de merecida fama las uvas, manzanas y membrillos del Majuelo de don Rufino, que los criados vendían por las casas. El nombre oficial era finca La Manteca, como aún puede leerse en la puerta de entrada. Dicen que el llamarla de esta manera se debió a que en esa tierra se criaban excelentes garbanzos, suaves al paladar como la manteca. A esta finca vinieron a veranear don Rufino y su familia durante muchos años, acompañados del servicio doméstico que tenían en Segovia. Mientras permanecían en Pedrajas recibían por correo El Adelantado de Segovia. No era el único ejemplar que llegaba al pueblo. Lo recibía también, por ejemplo, un hermano de la mujer de don Rufino, llamado Anastasio, soltero y ya mayor, que vivía en la calle Real Nueva. A este señor, como era cojo, le llamaban en el pueblo el Cojo de la calle Real. Anastasio acostumbraba sentarse al sol a las traseras de su casa, a leer las noticias que traía El Adelantado. Como leía el periódico en voz alta, era mucha la gente, sobre todo chicos, los que se paraban a escucharlo. Acababa de finalizar la Guerra, y conocer las noticias diarias sólo estaba al alcance de unas pocas personas.

 

Finca "La Manteca"

 

             Son muchas las familias, de Pedrajas o forasteras, que pasaron parte de su vida en La Manteca, dedicadas al cuidado de los frutales y las viñas. Los últimos han sido el señor Isidro López y la señora Balbina Barbero, en estos momentos el matrimonio más anciano de Pedrajas. Son ellos quienes mejor mantienen vivo en su memoria el recuerdo de la familia Cano, cuyos miembros dejaron de acudir a Pedrajas en torno al año 1974, después de haber vendido el majuelo de su antepasado don Rufino.

Viñas y frutales de "La Manteca"

        Carlos Arranz Santos                          

 

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