El día 22 de noviembre de 2009, domingo, se celebró la festividad de Santa Cecilia. Con ese motivo, organizada por el Club de Senderismo "Los Cardiales" y con la colaboración de la Asociación Española contra el Cáncer, se realizó una marcha en recuerdo de CECI GARCÍA HERRERO.

Unos setenta caminantes se dieron cita en la Glorieta de San Andrés, a eso de la nueve y media de la mañana. Entre ellos, familiares y amigos de Ceci, senderistas del Club "Los Cardiales" y pedrajeros en general, que deseaban participar en la marcha. De Valladolid llegó también un grupo de senderistas, amigos de Ceci. Prendidos en el pecho, lazos de color rosa, simbolizando la solidaridad de todos y todas en la lucha contra el cáncer de mama.

A esa hora de la mañana, daba gusto caminar por el pinar, con una atmósfera tan fresca y limpia por la lluvia de anoche. Por el camino que parte de Pedrajas junto al frontón nos dirigimos hasta el llamado Castrejón de Carlos. Desde allí, derechos a la ribera del río Eresma, en el Castrejón que dicen de Don Ramón. Una vez llegados, por el Camino Real, hasta la ermita de Sacedón.

En nombre del Club de Senderismo "Los Cardiales", quiero agradecer vuestra participación en esta marcha en recuerdo de Ceci, que además de ser vecina de Pedrajas y senderista, era amiga mía. Ella decía que si deseabas profundamente algo, todo se conseguiría.

Quiero leeros un fragmento del libro "El Alquimista", de Paulo Coelho, que define muy bien lo que Ceci pensaba sobre los sueños:

Asimismo, la familia de Ceci me transmite que sirva esta ofrenda para recordar a los jóvenes de Pedrajas fallecidos recientemente, Juan Ramón, Ana María y Ramón. Descansen en Paz.

MI QUERIDA TATI CECILIA

En plena naturaleza y al aire libre, como a ti te gustaba, la Asociación de Senderistas "Los Cardiales", tus amigos y tu familia, te rendimos homenaje en el día de tu santo.

Amabas la vida intensamente y disfrutabas de cada instante, como si cada momento que pasara fuera una nueva oportunidad para ti. Tenías un don especial para ponerte en el lugar del otro, comprender a la gente y tener siempre una palabra de ánimo para aquél que lo necesitara.

Me contabas que te hubiera gustado que la vida hubiera sido como un juego en el que cada día las personas adoptaran diferentes identidades, es decir un día nos despertáramos siendo por ejemplo un médico, otro día un enfermo, un gran jefe, otro día un obrero, etc.

De esta manera entenderíamos cómo se sienten los demás, –decías tú- y seríamos capaces de tratar mejor a la gente en el día a día.

Así eras tú, una idealista que quería cambiar el mundo y que tenía muy claro cuáles eran las cosas importantes de la vida, y así te has ido por la puerta grande, rodeada de amor y dejándonos con la sensación de que aunque te has ido físicamente, dentro de nosotros hay mucho de ti, lo que nos va a permitir recordarte y al mismo tiempo seguir disfrutando de la vida como tú lo hiciste.

Chère Cécile, bisous tendres! [¡Querida Cecilia, besos amorosos!]

A MI AMIGA CECI:

Ya hace un mes que CECI no está físicamente con nosotros, y añoramos su presencia y compañía. En el día de hoy, el de su Santo, quiero recordar a mi amiga CECI, como reza la dedicatoria de la Biblia en inglés que me regalaron por mi Comunión mi amiga CECI y su hermana Ana.

La recuerdo cuando hace años dio a mi padre una pulsera verde con unas siglas escritas, pulsera que mi padre siempre lleva y que nunca se ha quitado, y me dijo cuando la pregunté acerca de las siglas, que eran de una asociación que luchaba contra las enfermedades.

También recuerdo que en el cumple de CECI en Sacedón, hace 3 años, con mucha gracia y espontaneidad ella siempre decía cuando mi padre iba a hacer una foto al grupo: "¡Sácanos bien, eh!".

CECI era una persona maravillosa, buena, amable. Pero sobre todo era una amiga inolvidable, y lo seguirá siendo en nuestros corazones. ¿Por qué se fue? ¿Por qué se fue sin despedirnos? Estas son preguntas que nos hacemos todos, pero yo solo sé que CECI estará feliz y segura en el cielo, y no tendrá pena porque está viva en nuestro recuerdo.

MARI CECI

Eras una persona digna de seguir tu ejemplo, eras una persona que pasara lo que pasara, siempre me transmitías una felicidad contagiosa; por muy triste que estuviera, siempre me sacabas una sonrisa. También me sirve de ejemplo cómo vivías tu vida, la vivías como si cada día fuera el último, disfrutando cada segundo y haciendo disfrutar a los demás.

Contigo he pasado muchos momentos divertidos como no los he pasado con nadie. Siempre eras la que animaba el ambiente en todo momento. Además de ser divertida, sabías ponerte seria en el momento adecuado.

Espero que desde arriba estés oyendo esto, que estés oyendo este texto que muestra lo que te admiro y lo que te quiero.

Desde aquí abajo te lo dedico y espero que seas feliz estés donde estés.

QUERIDA MARI CECI:

Escribo estas palabras, para darte mi agradecimiento y mi último adiós. También busco dirigirme a ti para decirte que siempre te recordaré con todo mi cariño y que en mi corazón siempre habrá un hueco para ti.

Recuerdo todos esos preciosos momentos que pasé contigo, en los que tu alegría siempre hacía que fueran aún más mágicos. También recuerdo esas frases tuyas tan especiales, que hacían que a más de uno se le escapara una sonrisa.

Quiero decirte que estas palabras que hoy te escribo, te las mereces, porque tú te mereces todo lo más bonito que de mí pueda salir. Con estas palabras te muestro mi amor, mi cariño, mi respeto y sobre todo la admiración que siento hacia ti, por luchadora, por fuerte, por valiente y porque aunque estuvieses mal, siempre para los demás sacabas lo mejor de ti misma.

Porque el cariño que sentimos todas las personas que te queremos y querremos siempre es el fruto de tu colecta, la colecta que cada días cultivabas con tu manera de ser.

Mari Ceci, como tú decías: ¡Eres "de lolás"!

NUESTRA CECI

Es bonito recordarla haciendo algo que a ella le gustaba mucho, pasear por el campo o montaña, admirando, haciendo siempre fotos. Ceci era una "disfrutona", te hacía ver lo importante que es para ser feliz, para hacer felices a otros, disfrutar también, siempre, uno mismo, de lo cercano.

Vi a Ceci entusiasmada después de una cena entre amigos; después de escuchar flamenco en la calle; después de ver una peli tierna, francesa claro; pensando en un fin de semana en el mar; después de un paseo por el canal, en el que nos habíamos reído; después de un concierto de música folk; después de una clase de reiki; después de una clase de francés; después de fotografiarnos jugando a fútbol; después de estar jugando con sus primitos…

Disfrutar, a menudo, con intensidad. En estos últimos meses me he dado cuenta de cuán a menudo, por mucho que tú desees lo contrario, las cosas suceden a su manera. Pero eso no le quita el mérito a intentarlo, y eso hizo Ceci. Estaba cansada y tenía miedo, pero intentó con todas sus fuerzas seguir viva.

Me parecen importantes esas dos reflexiones que al recordarla estos días me vienen con frecuencia a la cabeza, y la veo diciéndonos, tal como hoy estamos, de hecho haciendo, "carpe diem".

Un beso muy fuerte, Cez.

¡QUERIDA CECILIA!

Estamos aquí muchas amigas y familiares y otros muchos que no han podido venir, pero les hubiera gustado. Nosotras somos las amigas de tu barrio y recordamos algunos ratos que compartimos.

Disfrutamos contigo de excursiones, subiendo cuestas con energía y llegando arriba casi sin aliento. Lo mejor eran las fotos en la cima y también en el camino, pues a veces decíamos:

-¿Pero... dónde está Ceci?

Y la respuesta era:

-Está haciendo una foto a una flor".

-Pues debe de estar esperando que se abran los pétalos.

Porque para las flores tu tiempo no era prisa, te encantaban y les dedicabas tiempo y carretes de fotos, ahora tarjetas digitales. Aprendimos contigo a disfrutar de las mariposas que volaban, de las ovejas que balaban, de los días grises que eran buenos para tal, de los soleados para cuál, de la ropa de colores, de las canciones en francés, del cine romántico, de los museos en los sábados, de las cañas del martes por la noche, de la pintura, del arte. Hacías de la vida, arte.

Lo bueno eran las cenas, en que preparabas un plato de siempre con la calidad de cinco estrellas, el menú era entre todas rebueno, pero lo mejor eran las risas, las aventuras y anécdotas. Tu ilusión por enseñar francés era admirable, tu preocupación por los alumnos.

Nos cuidabas y recomendabas lo que para ti era lo mejor: la relajación, el yoga, el reiki. Nos transmitías confianza, porque tú confiabas; lo mejor para ti lo compartías y en tu corazón estaban los más necesitados. Si alguien iba a visitar niños en países empobrecidos, ahí estabas comprando cuentos y lápices de colores para ellos. Impresionaba tu sensibilidad en cada caso.

Estamos tristes, porque no te vemos, pero también tenemos guardados estos ratos que nos regalas y te tuvimos. Sabemos que nos quieres alegres, comprometidos, sensibles y abrazados, y tantas cosas. LO INTENTAREMOS.

CECILIA