EX-VOTOS

Siendo tan remota y estando tan enrai­zada en el sentir popular la devoción a la Virgen de Sacedón, no podían faltar objetos que los devotos, en señal de agradecimiento, para constancia de gene­raciones venideras, ofrecían a la Virgen Pinariega. Los más viejos del lugar recuerdan toda una serie de objetos o ex-votos que se acumulaban en la sacristía de la ermita, desde hace tiempo: brazos y piernas de cera, vestidos diferentes, medallas, ramos de piñas, etc. Todas estas cosas fueron destruidas con ocasión de unas obras hechas hace años. A pesar de ello, se conservaban, hasta hace cosa de unos años, en que fueron robados, unos cua­dros de poco valor artístico, pero muy interesantes, porque relataban unos he­chos prodigiosos producidos por interce­sión de la Virgen. Sólo uno de ellos no fue robado. En su texto se nos dice lo siguiente:

“Felipe, hijo de don Francisco Javier González y Monroy, y de Teresa Ruiz, vecinos de la villa de Las Pedrajas de San Esteban, habiéndole arro­jado con furia una yegua, y dejado por muerto, echando sangre por boca, narices y oídos, le ofrecieron sus padres a Nuestra Señora de Sacedón, por cuya inter­cesión quedó sin lesión, con admiración de todos los presentes. Año de 1777.— Manuel de Quintanilla fat.».

                Otro de los cuadros representaba la curación de una niña incurable, según los médicos, de viruelas, a quien sus padres ofrecieron a la Virgen. Finalmente, existía otra pintura muy importante, ya que ha dado lugar a una leyenda popular. Se trata del cuadro que representaba una carreta tirada por bueyes, caída en el fondo de un río desde lo alto del puente. Viendo este cuadro sacó la gente la conclusión errónea de que se quiso llevar la imagen a Olmedo en una carreta de bueyes, pero que al llegar al puente Vadalba los animales se negaron a seguir adelante, a pesar de castigarles duramen­te. En esta imposibilidad de pasar el puente se veía la voluntad divina de que la imagen continuara en su lugar original. En realidad, se trataba —según explicaba el texto— de otro hecho prodigioso consis­tente en que el conductor y los bueyes salieran ilesos tras haber caído desde lo alto del puente, gracias, naturalmente, a la Virgen de Sacedón. 

Historia, Índice            Ntra. Sra. de Sacedón            PRINCIPAL